Tanto que decir...
Las palabras se forman en la garganta esperando su turno. Sería más correcto decir: que se forman en las entrañas, en la cabeza, en el pecho, y hacen una fila hasta la garganta.
Ahí formadas en hilera, esperando salir: Las palabras.
Pero el tiempo, -ese que no deja lugar a la condescendencia, ese verdugo implacable- decide que hay prioridades. El tiempo decide que en la fila de palabras, frases, historias por contar, por decir, por maldecir... debe haber prioridades. Así que aunque haya tanto por decir, en la fila se forman primero las vanalidades de lo cotidiano, lo holas y adióses, las urgentes peticiones y los clásicos "mañana lo hago". Y aunque hoy, hay tanto por decir sólo hay tiempo para un: "Hola. Mañana, si me da tiempo, te diré más".
Tanto por decir, por escribir, por hacer... que tener un blog se convierte en un pequeño lujo,
"pero creo que lo valgo"
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