Ya que la anterior entrada estábamos con Jean de la Fontaine, lo citaré para iniciar la entrada del día de hoy: "Todos los cerebros del mundo son impotentes contra cualquier estupidez que esté de moda."
Confieso mi impotencia... He caído!
¿Cómo pasó?
¿¿¿¿CÓMO PASÓOOOO?????
Hace menos de una semana, dije: no me interesan las olimpiadas. No pelotas, no personas en licras, no ritmos cardiacos acelerados... no entraré al consumo olímpico.
Pero sucedió.
Sucedió el día posterior a la inauguración olímpica, me encontraba en uno de los tantos lugares con televisor en on y con olímpicas competencias a full. Yo comía ignorando lo que pasaba en la pantalla, cuando de pronto: él apareció. Fue inútil intentar resistirme, hube de voltear y verlo, hube de impresionarme... como el resto.
Ahí, en el "cubo de agua" estaba él: "el tritón estadounidense". Sí, Michael Phelps.
Trillado, lo sé.
Antes de hablar de él: ¿Qué onda con las televisoras y sus palabritas? Ahora en lugar de alberca olímpica es "cubo de agua" que porque la sede es un cubo de agua gigante, ¡cuánto ingenio! Y eso del "tritón estadounidense" ¡MTAAA! Na' más porque nada rápido pus le dicen Tritón, ¿no? Porque es como si tuviera su colita de pescado, dicen... Ton's le hubieran puesto: el Poseidón, si tan cabrón está. En fin, que después de escuchar los apodos y palabritas especiales que los señorcitos con micrófono, dicen a diestra y siniestra, decidí continuar mi búsqueda de Phelps, sin audio y sin comerciales.
Volviendo a Phelps, sí, formo parte de la masa impactada por el nadador, quien me provoca emociones encontradas. Me molesta que sea norteamericano y verlo sonreír junto a Bush sólo me hace pensar que NO es un atleta al cual admirar por su tendencia política, su cultura y, mucho menos, por su sonrisa.
Pero, por otro lado, es un deportista que me impresiona, espero a que aparezca en la tele, lo busco en internet, en youtube. Cada que el sirenito nada, nada, quedo encantada de hechizo.
¿Qué pasa con ese tipo? Rompe record mundial una y otra vez, y resulta que ¡rompe el record que él mismo impuso! Compite contra él mismo (sin querer hacer una analogía de lo que todos hacemos a diario). Cada vez que llega a la alberca su aspecto es tranquilo, relajado, sonríe; mientras los demás competidores lucen nerviosos. En sus marcas, listos, fuera y ni el polvo le ven... o en este caso: ni las burbujitas de agua.
Pero ¿cómo competir con el sirenito si su cuerpo parece el resultado de un experimento genético?

De hecho, si se fijan bien creo que de las axilas y los pies le salen unas aletitas.
Claro que esto, para muchos, no es nada del otro mundo. Ya en las olimpiadas del 72, Mark Andrew Spitz ganó 7 medallas de oro, rompiendo record mundial en todas. El sirenito hasta ahora lleva cinco y le faltan tres competencias para superar a Spitz.

Spitz 1972
Pero como yo no había nacido en el 72, no pude zambullirme en el speed de Spitz. -Quien por cierto, me parece que tiene un cierto parecido con Fredy Mercury-.
Así que como no pude vivir la Spitzimanía, ahora vivo la Phelpidelfinmanía; y como me tiene en la obsesión veré las siguientes 3 competencias; con la boca abierta y sí, lo confieso, con la morbosa esperanza de ver a otro quitarle la octava medalla. Si alguno lo logra, en estas olimpiadas, me declararé su fan.
Para terminar con el tema de las olimpiadas, sólo me queda decir que todos andan como dijo Liliana Felipe en una canción: "Como Madame Butterfly te jode un gringo y no te dice ni goodbye." (Y no sólo en las olimpiadas.) Así, mientras Norteamerica y China arrasan con las preseas, algunos saltan de júbilo por el bronce de las clavadistas -que es bastante para un país en el que la V. Mota y el Hermosillo se pasean por China en lugar de gastar en la educación y el deporte-; y mientras todo eso pasa, yo -impotente ante la estupidez de moda- espero héroe que derroque al héroe.

Michael Phelps 2008.